Mándamelo en una botella

Este verano leí en un periódico regional , un acontecimiento sucedido muy cerca de donde yo vivo. Este tipo de historias siempre me han gustado , inundan de fantasía infantil la vida cotidiana y por mas que he intentado saber el final de la historia , me ha sido imposible.

Mensaje bretón «a bordo» de una botella
Un pescador encuentra en Bañugues el manuscrito y lo dona al Museo Marítimo de Luanco.

Un sobresalto en un día de pesca puede ser la captura de un pez más grande de lo normal, pero lo que no se imaginaba José Manuel García Gutiérrez, trabajador del Telecentro de Luanco, era que pescando cebo en La Rebollera, Bañugues, iba a encontrar una botella con un mensaje en su interior. «Me llamó mucho la atención, estas cosas parece que sólo existen en las películas», dice. «En un principio, pensé que era un desecho marino, sin más». Ahora, sin embargo, la botella del mensaje se encuentra en el Museo Marítimo de Luanco, en la sección de objetos curiosos relacionados con el mar. José Manuel García observó que la botella de Jack Daniels, uno de las más clásicas marcas de bourbon, cubierta con teflón en la embocadura, tenía dentro un mensaje, como los que, según la iconografía popular, los náufragos acostumbran a utilizar cuando llegan a una isla desierta y se quedan incomunicados del resto del mundo. «Abrí la botella y el papel se veía algo borroso. Aún conservaba cierto olor a whisky», explica el pescador de Gozón. El mensaje de la botella lo escribieron en una hoja de una agenda de un día 2 de junio de un año sin especificar. Lleva el nombre y la dirección de una persona domiciliada en la región de Bretaña, Francia. En concreto: Geoffrey Claude (17, rue des Ajones d'or - Treffiagat, Le Guilvinec). José Manuel García se puso en contacto con una profesora de francés con la idea de enviarle una carta al autor del manuscrito hallado en la botella. Del mar puede venir cualquier cosa y más tratándose de Le Guilvinec, adonde arriba la segunda flota pesquera en tamaño de Francia. Eso de que el mar lo arrastra todo lo sabe un pescador, pero a José Manuel García le entró la curiosidad por la larga travesía de la botella. «Miré en internet y por carretera hay mil kilómetros y pico hasta Le Guilvinec, por mar no lo sé». Una semana después, José Manuel García envió la carta a su destino diciendo que la botella había «atracado» en el concejo de Gozón. Quizá la fuerza del hermanamiento de Luanco con la localidad francesa de Saint-Gilles Croix de Vie orientó la botella de bourbon hacia esta parte del Cantábrico. Ahora, el trabajador del Telecentro espera que su carta reciba una respuesta por parte del emisor de un mensaje que navegó cientos de millas. Una segunda hipótesis es que la botella no la trajera el mar y hubiese sido depositada sin más en la orilla. Pero como dijo uno de los grandes maestros del cine de todos los tiempos, John Ford: «Ante una historia real y una leyenda, lo mejor es la leyenda». El caso es que José Manuel García encontró una botella con un mensaje en su interior con el nombre y la dirección de un vecino francés de Le Guilvinec. Si fue enviada desde Francia o depositada en Bañugues es algo que seguramente no se sabrá con certeza. Para el empleado del Telecentro, el «desembarco» francés de la botella el día en que estaba pescando cebo trastocó ligeramente su vida. Y vivir resulta más interesante cuando se mantiene intacta la capacidad de asombro.

Si escribieras un mensaje , lo metieras en una botella y lo lanzaras al mar , cual sería su contenido ?

Pasamos la vida tirando y buscando mensajes en una botella , cultura es aquello que nos une , incultura lo que nos separa.